Algún día me haré el loco para que me metan en el manicomio y, una vez allí, demostraré que no estoy loco para que me digan que no estoy loco y me suelten, y solo así sabréis hasta qué punto de mi realidad estoy loco, y hasta qué punto de vuestras conciencias estáis cuerdos.
Hasta entonces, pasadlo bien.