escombro sobre escombro
en la ciudad de plata
somos el desayuno de las ratas
sábanas de piel crucificada
por el fuego cruzado
entre el imperio dorado
y el pueblo escarlata
tengo la mirada fija
en un cubo de basura
su forma fría y dura
me dice que nada dura
todo acaba entre sus paredes
tras pasar una gran criba
tragar el pis de mil ratas
tragar cemento por los ojos
oler mierda hasta en las flores
y disfrutar el cóctel de sabores especial
del gran dios de la pestilencia mórbida
somos seres redundantes
casi lo mismo que antes
cada vez más pulido el camino
del caos igualante
cada vez mayor zumbido
de la esencia disonante
acercándose a la cumbre
esperando a desmoronarse