en medio de la soledad.
En este infernal tiovivo,
donde los muertos siguen vivos
entre telarañas de recuerdos.
Viendo pasar las horas
en las noches de silencio,
resquebrajándose a solas.
Noches de callado mordientes,
desgarrando las entrañas podridas
del vacío insondable que es
la muerte en vida.
Entonces...un trueno, un crujido.
¡Caen! Los cimientos
de tal sentimiento
de "en un abismo perdido".
¡Caen! Los dolores silenciosos,
caen los fantasmas,
cae la lluvia, purificando el alma.
Sube un clamor,
asciende un bramido,
y un grito...¡sigo vivo!
El mar Muerto puede esperar.
Dado que, si yo quiero...
cada instante...cada segundo...
puede ser un río eterno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario