miércoles, 1 de febrero de 2012

No hay fin.

-Cuando muera, no quiero que me encierren y me entierren en un ataúd. Quiero ser incinerado y que mis cenizas desaparezcan en un suspiro atmosférico, volver a la naturaleza ipso facto, ser del viento, del mar, de las rocas, de las hojas de los árboles, de la vida misma. Pero no que me encierren y me entierren en un maldito ataúd.
-¿Y eso por qué?
-Es que tengo claustrofobia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario