Tantas flores se escapan,
huyen, corren
melancólicas,
se solapan,
cansadas,
como la vida al llegar el invierno,
como gotas de agua en la nada.
domingo, 29 de abril de 2012
sábado, 21 de abril de 2012
Todo está dentro de ti
¡Ah!
¡Un!
¡Ah, dos!
¡Tres, tío, tres!
¡Ah, Fibonacci!
Ocho, ocho, ocho, ocho.
¡Fibonacci es la puta clave! ¡Y ahora, trece!
Y con esto, demuestro que las matemáticas y la poesía son...
¡Supermegahiperultracompatibles! ¡JA, JA!
¡Vuelta atrás, amigos míos!
¡Cinco, tío, cinco!
¡Y acaba!
Fibo...
na...
¡zis!
¡Gas mostaza! ¡Corre!
¡Explosiones!
Siente el terror en las piernas,
¡siente la metralla!
Tropiezas con cadáveres, muerdes el suelo,
ríos de sangre, ¡nubes de muerte!
¡Escóndete! ¡Huye! ¡No puedes hacer nada!
¡Llora, sufre, espera! A que llegue la calma.
A que todo se sosiegue.
A que las aguas vuelvan a su cauce.
Y entonces, mira.
Mira hacia allá, cómo rompen esas olas de nucleótidos
desvergonzados, tal maremágnum de dibujos de penes en el encerado de
una clase de muertos, esa sonrisa de gato en el cadáver de un
escarabajo. Llora, hombre, llora, aquí todos estamos tan locos como
aquel hombre que temía a la muerte y decidió darle la mano, como
aquel hombre que salió con paraguas y se perdió la lluvia de amor,
sexo y pigmeos. Dame la mano, el pie, el sombrero; y déjame
estrellarte contra el muro de la verdad, romperlo, liberarte,
lanzarte al vacío, matar tu falsa humanidad, convertirte en una
mariposa divina y un poco homosexual. Quiero que vueles, llores,
rías, grites, te calles en un estrépito de placer y sueños
muertos, que te agites en convulsiones, te atraviesen mil balas,
sufras, odies, llores (de verdad y por la verdad) y entonces, solo
entonces, te des cuenta de que, al fin y al cabo, esta lasaña que he
hecho es algo tan cojonudo que puedes morir tranquilo habiéndola
probado.
domingo, 8 de abril de 2012
Dejad en paz vuestros sueños, atended a los payasos
Hombre, tío!
Cuánto tiempo sin verte!
Qué es de ti y de tu inverso?
De tu juventud desangelada?
De los cantos a la madre tierra bajo nubes,
abundantes nubes de tetrahidrocannabinol?
De morir a la velocidad del tiempo
entre sonrisas de dementes negros
y de mentes perversas?
Qué sucedió, ocurrió, murió tras todo aquello?
Qué ha sido de los vientos tan bellos
que poblaban nuestros sueños?
No queda más que una desgracia solitaria,
insondable, desgraciada como ella sola.
No queda más que una solitaria innoble,
destripadora, parásita, dolorosamente enorme,
hija de la luna y Morfeo...o morfina?
O ángeles...dementes! Locos!
Gente normal, como todos.
Todo el mundo es demasiado bueno por ser tan malo.
Todos somos solitarios, innobles manos.
Todos somos ángeles desangelados,
desechados por un dios que no atendió a milagros.
Tanta tontería junta no atiende a tanto extraño,
por qué no limitarnos a vivir en nuestro innoble páramo?
Por qué no quedarnos en paz con nuestro destino ensayado?
Por qué te estoy contando tanta tontería junta
de un viejo de diecisiete años?
Mejor será que te deje a solas con tus felices apaños,
con la vida que transcurre entre tus brazos,
con sueños de amor en la cama, cocina, baño.
Dime adiós, querido amigo,
tío, compadre, hermano, lo que sea...
puesto que al final nada importa,
mi alma lo dejó en tres veranos.
Cuánto tiempo sin verte!
Qué es de ti y de tu inverso?
De tu juventud desangelada?
De los cantos a la madre tierra bajo nubes,
abundantes nubes de tetrahidrocannabinol?
De morir a la velocidad del tiempo
entre sonrisas de dementes negros
y de mentes perversas?
Qué sucedió, ocurrió, murió tras todo aquello?
Qué ha sido de los vientos tan bellos
que poblaban nuestros sueños?
No queda más que una desgracia solitaria,
insondable, desgraciada como ella sola.
No queda más que una solitaria innoble,
destripadora, parásita, dolorosamente enorme,
hija de la luna y Morfeo...o morfina?
O ángeles...dementes! Locos!
Gente normal, como todos.
Todo el mundo es demasiado bueno por ser tan malo.
Todos somos solitarios, innobles manos.
Todos somos ángeles desangelados,
desechados por un dios que no atendió a milagros.
Tanta tontería junta no atiende a tanto extraño,
por qué no limitarnos a vivir en nuestro innoble páramo?
Por qué no quedarnos en paz con nuestro destino ensayado?
Por qué te estoy contando tanta tontería junta
de un viejo de diecisiete años?
Mejor será que te deje a solas con tus felices apaños,
con la vida que transcurre entre tus brazos,
con sueños de amor en la cama, cocina, baño.
Dime adiós, querido amigo,
tío, compadre, hermano, lo que sea...
puesto que al final nada importa,
mi alma lo dejó en tres veranos.
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