Si intento que esto empiece
con una gran frase,
un arma poética
de destrucción masiva,
es probable que solo destruya
unas frases sencillas
que aparentemente lleven,
dentro de ellas,
a mí y a mi nombre.
Si pretendo que esto continúe
con una estrofa grandiosa
podría ser grande,
ciertamente,
pero solo la estrofa;
yo sería otro ser incomunicado
gritando grandilocuencias al viento,
que podría disfrutarlas o odiarlas;
pero eso no me dice nada,
el aire no proyecta sombras,
solo las emborrona
(y, de no haber aire, serían
sombras en el vacío
y sombras puras,
y sombras solas).
Si me fuerzo a que esto acabe
con un broche de oro,
quizás solo acabe magnífico
pero más solo,
así que me limitaré a enunciar
lo que de verdad quiero anunciar
por pequeño que sea.
Así estaré como todos, solo,
pero no incomunicado.
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